La secretaria general adjunta para Asuntos Políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, reconoció este jueves que la ONU «no está en posición de verificar los informes ni circunstancias» en las que se estrelló un avión el miércoles en territorio ruso, junto a la frontera con Ucrania.

En una sesión del Consejo de Seguridad requerida por Rusia para aclarar ese incidente, DiCarlo se limitó a repetir las acusaciones cruzadas de Rusia y Ucrania, y dijo que según su información ambos Gobiernos están llevando a cabo investigaciones separadas.

«Lo que está claro es que el incidente se produjo en el contexto de la invasión rusa de Ucrania», subrayó DiCarlo, quien pidió a Rusia y Ucrania «evitar acciones, retóricas y acusaciones que pueden inflamar aún más la situación».

Según la versión rusa, el avión de transporte militar ruso Il-76 fue derribado el miércoles por Ucrania con 65 prisioneros de guerra ucranianos a bordo, además de seis tripulantes y tres guardianes rusos, que supuestamente viajaban hacia Ucrania para efectuar un canje de presos.

Ucrania, que ha confirmado que se preparaba un canje y también ha reconocido su responsabilidad en el derribo del avión, sostiene que el avión transportaba armas y no prisioneros de guerra.

El embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, lanzó hoy ante el Consejo varias hipótesis: que fue «una falta de coordinación dentro de las Fuerzas Armadas Ucranianas, o una iniciativa (individual) o un crimen que va más allá de toda moral», pero en todo caso -subrayó- «es un atentado muy primitivo y cobarde de los representantes de Kiev que no asumen sus responsabilidades».

El representante de EE.UU., Robert Wood, no entró a rebatir la tesis rusa, y dedicó su discurso a recordar que «el Kremlin asume la responsabilidad última por empezar y continuar esta guerra», pero sin entrar en los detalles del avión y su derribo, lo que parece debilitar las tesis ucranianas.